RESUMEN BIOGRÁFICOEl 19 de diciembre de 1966, llega al hogar de Juan Requena y Ana Ucci, bajo el nombre de Marcelo.
Asiste al Jardín de Infantes 901. Cursa la educación primaria en la Escuela nº 17,terminando el séptimo grado en la Escuela nº 1.
Ingresa al primer año de la Escuela de Educación Técnica cuando ésta aún funcionaba donde hoy es el Museo del Automovilismo Juan Manuel Fangio. Allí se recibe de técnico electromecánico. En 1986 entra al servicio militar. Lo destinan a la Base Naval de Río Grande, Tierra del Fuego, donde cumple las funciones de chofer de autobomba en el aeropuerto.
El 2 de abril de 1987 regresa a Balcarce. Al poco tiempo comienza a trabajar como docente en la escuela que lo formó al frente del taller de carpintería. En 1988 comienza un taller de armado de carpintería en la Escuela 501.
Comenzó con la magia en el año 1996.
En el 99 se casó con Claudia Petrucelli.
En el mismo año resultó ganador del concurso Si lo sabe cante conducido por Roberto Galán.
A lo largo de los doce años de profesión ha trabajado para diversas instituciones, públicas y privadas: Subsecretaría de Cultura y Educación, Escuelas y Jardines de Infantes y una larga lista de participaciones en distintos eventos en Balcarce y otras localidades.
Su sueño es enriquecer con hijos a su familia.
Entrevista: César Gustavo De Gerónimo
Fotos: César G. De Gerónimo / archivo M.R.
¿Cómo llegaste de técnico electromecánico a la magia?
Entré a la escuela para aprender carpintería y por suerte, a pesar de que había sólo un año de taller, todos los años me mandaban al de carpintería. La magia me atrapó desde muy chico, me quedaba con la boca abierta mirando a los magos por televisión; además me intrigaba mucho lo que hacían con los globos. Respecto a la escuela no tenía en mente la docencia pero cuando vine del servicio militar se presentó la oportunidad de hacer docencia en carpintería en el Colegio Industrial y en la Escuela 501.
Estuviste en el servicio militar allá por el ochenta y seis...
En Tierra del Fuego. Fueron tiempos duros. Es un momento que más me ha marcado en mi vida. Era muy joven y estuve siete meses sin venir a Balcarce. Extrañaba ver gorriones u hormigas. De todas maneras me las arreglé. Me conecté con un cura de allá, ya que yo participaba de grupos de jóvenes de la iglesia, y le revolucioné las misas. En aquel lugar no se acostumbraba, como acá, a cantar en las ceremonias o tocar la guitarra. Así que como premio por esos servicios pude conocer Ushuaia gracias a que el padre nos llevó a unos compañeros y a mí en auto.
Volviste de Tierra del Fuego a la docencia.
Trabajaba con mi padre en la carpintería y, como no lo consideraba un trabajo, estaba a la expectativa de conseguir algo en otro lado. Así que salió lo del taller de carpintería en el Colegio Industrial que dirigía en ese momento el sr. Foglia. Recuerdo que me fui a anotar y me dijo que esperara, que en un mes podía haber novedades. Así fue. El cuatro de mayo de ese año empecé como maestro en el taller de carpintería en los cursos de Formación Profesional hasta el año 2001. Paralelamente entré en la Escuela Especial 501 y realicé la capacitación docente para esa rama, luego entré en la escuela nro. 502.
La docencia hoy en día requiere un poco de magia...
Si, yo la utilizo muy a menudo, es un recurso muy interesante.
¿Cuándo se te despertó la idea cabal de que ibas a hacer magia?
En el año 96 fuimos con un amigo, Marcelo Palumbo, a Pinamar a hacer recreación en la playa. Ahí conocí a un mago que me invitó a participar de su espectáculo, yo le aclaré que tocaba la guitarra y cantaba nada más y fui esa noche. Así estuve cuatro años en contacto con él haciendo presentaciones juntos. Al hacer yo de su asistente me fui interesando por la magia y la globología y pensé: en Balcarce no hay magos que se dediquen a los espectáculos infantiles y como me gusta mucho trabajar con ellos me decidí. Justo me invitaron a la Escuela nº10 porque festejaban el día del niño y una madre me ofreció animar la fiesta de cumpleaños de su hijo. Puedo decir que ese fue el momento inicial. Después se corrió la bolilla lo que me obligó a estudiar por lo que concurría cada quince días al Círculo Mágico Marplatense después de la escuela. Fue una experiencia muy buena porque allí se intercambiaban trucos y conocí mucha gente que me ayudó mucho. Luego comencé a ir a conferencias y cursos diversos.

Hay distintas ramas en la magia.
En magia de primer plano es lo que se hace para pocas personas, la magia de salón de hasta unas doscientas personas, la magia de escenario que es donde el mago presenta un espectáculo de pelotas, naipes etc. Y luego están las grandes ilusiones donde se corta por la mitad al asistente etc. Luego está el mentalismo o juego de adivinación, la magia infantil y la cartomagia que se utiliza con cartas exclusivamente. Yo hago la de primer plano, infantil y de salón ya que por cuestiones de mercado todavía grandes ilusiones no hago en Balcarce.
Por ahora... ya veo que dentro de un tiempo te vemos flotando sobre el Cerro...
Si, o haciendo desaparecer la estatua de la libertad...
Cuando vemos hacer magia tenemos la certeza del truco pero el asombro es no saber cómo se hace.
Todo espectador sabe que va a ser engañado pero no sabe cómo, cuándo ni dónde. Esas son las técnicas que trabajamos los magos para que la ilusión prevalezca sobre el juego. Creo que es una manifestación artística porque cada uno presenta el mismo truco de diferente manera. A mi me gusta mucho la magia humorística y hay otros colegas que lo hacen con una postura más rígida. A mi me gusta reírme con el participante y no del participante porque la gente a veces se pone incómoda cuando la hacés participar y yo trato que se sienta bien.
¿Cómo se encara las posibles fallas en los trucos?
He tenido alguna vez algún final no esperado y lo he resuelto de dos maneras: improvisando en el momento o jugando a que me sale todo mal lo que genera humor y vas ganando también en el espectáculo con eso. A veces pasa con los participantes que quieren ser más importante que el mago y son riesgos que se corren. No es fácil asombrar o hacer reír. A veces los magos tenemos trucos preferidos que en determinados públicos no produce tanto resultado. Nos pasa lo que a los cantantes que su canción preferida no es la del público. 
Hablando de cantantes, vos ganaste en el programa de Roberto Galán, Si lo Sabe Cante.
En ese momento fui para cumplir un sueño de mi abuelo que quería ver al nieto cantando en la televisión. Tuve la suerte de que me fuera bien aunque no tuve que competir contra muchos participantes...
En esa situación competís contra vos mismo...
Siempre recuerdo los nervios de ese momento que antes de salir a cantar estaba afónico. Son situaciones que se dan, como por ejemplo antes de salir a un show de magia con todo preparado había perdido la voz por completo. Pero bueno, son oportunidades en las que uno se expone y esa exposición se traduce por ahí en un contrato o en trabajo concreto. Es así como he podido conocer otros lugares.
Ya hace más de diez años que te dedicás a la magia. ¿Qué sería tu sueño pendiente en la vida?
Completar la familia, tener hijos. Ese sería mi próximo paso. Artísticamente estoy haciendo lo que siempre quise y dentro de poco comienzo a dar un taller de magia en la Casa de la Cultura lo que me permite dar a conocer lo que he aprendido. He tenido oportunidad de conseguir contratos en otros lugares pero prefiero quedarme y hacer esto en Balcarce. Cuando repaso la agenda de estos diez años me doy cuenta de la cantidad de chicos de los que me he rodeado y de los que vendrán.

